sábado, 16 de junio de 2007

Mirtha fue a ver a Liza Minelli

Liza Minelli iluminó el Gran Rex con su estrella
La inolvidable protagonista de “Cabaret” hizo delirar a miles de fans, entre los que se encontraban Mirtha Legrand, Nacha Guevara, Araceli González, Adrián Suar y
UNA VERDADERA DIVA. Liza Minelli arrancó aplausos de pie, alaridos y gritos durante su show en el Gran Rex.DYN

Buenos Aires.- La cantante estadounidense Liza Minelli ofreció el miércoles por la noche, en el teatro Gran Rex, su única actuación en la Capital Federal y demostró por qué es una megaestrella que no sólo domina el escenario sino que sabe cómo manipular las emociones de sus fans.
Con una sala colmada y habitada por una perceptible ansiedad, no hubo preámbulo musical alguno por parte de los once intérpretes que la secundaron: Minelli entró al ruedo con marcada energía y de inmediato se metió al público en el bolsillo. Su primer título fue “I can see clearly”, causante de toda clase de efusividades -aplausos de pie, alaridos, gritos en pretendido inglés- a cargo de una platea que en todo momento quiso intervenir en el show. Tal era el delirio que ante una ininteligible y larga expresión desde el fondo de la sala, la diva debió preguntar: “Are you ok?”, seguida por una carcajada general. En la platea estaban Mirtha Legrand y Nacha Guevara -muy aplaudidas al entrar- más Araceli González y Adrián Suar, entre otros conocidos. Susana Giménez entró con su acompañante a la altura de la tercera canción.
Por entonces, Liza entonaba “Our love, here I’ll stay”, con una gracia sabiamente dosificada y con la ayuda invalorable de David Trigg como primera trompeta, aunque al final hizo su primera demostración de fatiga. Es que Miss Minelli ya no es aquella mujer que sin ser bonita se metió en el imaginario sexual de los tempranos 70, cuando apareció en “Cabaret”, de Bob Fosse y cosechó un sinfín de imitadoras. Ahora es una dama de 61 años, con evidentes problemas de columna. En lo que no ha cambiado es en la admirable potencia de su voz. En su magnífico manejo del escenario, la cantante y actriz que se autocalifica de “contadora de historias” hizo lo que quiso: tomó agua, se enjugó la transpiración con un pañuelo, se quitó la vincha, tosió varias veces. Recibió además flores y otros obsequios alcanzados desde la primera fila y remató ambas partes de su espectáculo con “Cabaret” y “New York, New York” en un final en el que la gloria se le vino encima.

Fuente: la gaceta

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